5 pueblos aragoneses que te enamoraran en otoño

Ha llegado la estación de los bosques multicolor y todas las montañas de Aragón se visten de gala antes de despedir el año con el invierno. El verde queda sustituido por tonos ocre, amarillos, anaranjados e incluso intensos colores rojizos. En el artículo de hoy en el blog de GranCasa os vamos a hablar del turismo en Aragón y os propondremos unos viajes – escapada a cinco pueblos con encanto. Hay localidades muy destacadas en toda la geografía de la comunidad autónoma, pero hemos seleccionado un repóquer que está diseminado por las tres provincias de Aragón: Zaragoza, Huesca y Teruel.

Primera parada en la provincia de Zaragoza: el precioso pueblo llamado Sos del Rey Católico

Damos inicio a este periplo en la misma provincia de Zaragoza, visitando el Alto Aragón, en concreto, la comarca de las Cinco Villas. La primera parada es en Sos del Rey Católico y todos los incomparables paisajes que le rodean. La cuna del monarca Fernando El Católico es un municipio repleto de monumentos de gran interés arquitectónico: palacios, iglesias y fortalezas, que se complementan de maravilla con los bosques del alrededor. Se recomienda buscar información relativa a rutas de senderismo que comiencen en el propio pueblo y que, con un trazado circular, permitan pasear por los alrededores, para regresar al municipio con el atardecer. En contacto con la naturaleza podremos apreciar mejor el color del otoño. Se recomienda llevar abundante ropa porque en esta época del año, comprendida entre finales de septiembre y mediados de diciembre, ya comienza a hacer frío en estas latitudes.

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Imagen: Heraldo de Aragón

Nos adentramos en el corazón de la provincia de Teruel: Valderrobres

No cabe duda de que la provincia de Teruel tiene un sinfín de pueblos preciosos, que se ponen todavía más atractivos si cabe en la estación otoñal. Valderrobres es uno de los pueblos más bonitos de España y está coronado por un enorme Castillo que recibe visitas en su interior. Nuestra recomendación es pasar un fin de semana en el pueblo, durmiendo en alguno de los hoteles como La Fuente del Miro o la Torre del Visco. Para sentir el espíritu del otoño, se pueden hacer un poco de trekking por las inmediaciones de Valderrobres, desde donde podremos tomar maravillosas fotografías de la zona, especialmente al atardecer. Si nos toca un ocaso de color rosa y tonos naranjas, tendremos unas fotos dignas de enmarcar y colgar en nuestro salón.

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Imagen: Heraldo de Aragón

Última estación: la provincia de Huesca con Torla, Aínsa y Echo

En Huesca nos vamos a detener con un poco más de pausa porque os vamos a proponer hasta tres pueblos en el corazón del mismísimo Pirineo.

El pueblo de Torla es la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el verdadero diamante natural de la comunidad autónoma de Aragón. Ordesa es el mejor escenario para pasear, caminando desde la pradera hasta la cascada de la Cola de Caballo, que puede llevar gran caudal si se han producido lluvias recientemente. Sin embargo, en el pueblo de Torla también hay puntos muy importantes como la iglesia de San Salvador y el Museo Etnológico. El sabor de la Edad Media está grabado en la piedra de los caseríos más antiguos de la localidad de Torla. Una zona de obligada visita en Aragón y más si cabe en la estación del otoño.

El siguiente pueblo de la provincia de Huesca que vamos a recopilar en estos “must” del otoño es Aínsa. En Aínsa podemos disfrutar de rincones y escalinatas muy instagrameables, pero también de la mejor gastronomía en el premiado restaurante Callizo, que se halla en una de las plazas más famosas del pueblo. El término municipal de Aínsa tiene una gran cantidad de rutas de senderismo que transcurren al lado de arroyos, se internan en los más frondosos bosques y serpentean entre desfiladeros. En otoño todos los árboles se visten de etiqueta para conquistar los corazones de todos los visitantes. Absolutamente recomendable para los meses venideros, antes de las nieves del invierno.

Terminamos este viaje por Echo, y no tanto por visitar el pueblo en sí, sino por pasear por la Selva de Oza, una joya natural sin parangón que se colorea con los tonos del otoño desde los pies a la cabeza. Aun así, en Echo hay calles empedradas de arquitectura pirenaica que son el fondo perfecto para unas fotos en pareja o con amigos. En la Selva de Oza hay una serie de puntos clave, que se pueden disfrutar en su totalidad con una cierta organización previa y dedicando un fin de semana: el ibón de Acherito, la circular unida a la Corona de los Muertos, la Peña Forca… Incluso los más aguerridos pueden animarse a hacer una vía ferrata como la del Pico Articalena. Todo un mundo de posibilidades en plena cordillera pirenaica.

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