¿Conoces a los cabezudos de Zaragoza?

Los cabezudos son una tradición de la ciudad de Zaragoza y salen a encorrer a los niños látigo en mano tanto en las fiestas patronales de la capital del Ebro como en cada una de las fiestas de los barrios, y también durante la época de Carnaval.
En el artículo de hoy os vamos a explicar, uno a uno, quiénes son los que conforman la comparsa (los 11 cabezuso) os añadiremos las coplas y también algunas curiosidades de su historia como Cabezudos de la ciudad. Esta preciosa tradición genera tanto admiración como alegría entre los mañicos, así que es un buen tema con el que dar la despedida a la última noche de fiestas mayores de la ciudad, ya que las fiestas darán el carpetazo definitivo mañana con los fuegos artificiales sobre la ribera del río.
El once titular de los Cabezudos de Zaragoza: una gran familia que aumenta poco a poco
La comparsa de los Gigantes y Cabezudos tiene en la actualidad 11 cabezudos que salen a pasear cuando llega una ocasión especial como son las Fiestas del Pilar, los Carnavales en febrero-marzo o cada vez que en un barrio llegan las fiestas anuales.
Imagen: Heraldo
El Tuerto destaca por su sombrero de estilo galo, como un claro guiño a Bonaparte, ya sea Napoleón o José, por lo que siempre ha sido víctima de burlas y pifias. La guerra de la Independencia sigue presente en el imaginario colectivo de los zaragozanos. La copla de este cabezudo es la siguiente: “El tuerto, tuerto es, el tuerto por melón se cayó un tozolón”, y siempre provoca las carcajadas de los presentes.
La Pilara existe desde el año 1982. En la sala oasis, el 10 de octubre de aquel mismo año, la persona en la que se inspira, Pilar Lahuerta, asistió personalmente a la puesta de largo de este cabezudo. Ella era una cantante y humorista de la sala Oasis y por ese motivo se realizó allí este bautismo.
El Boticario destaca por sus vestimentas, con su bata de cuadros y su sombrerete en tono celeste. Su cara, con patillas de trasnochado y con la ausencia de varias piezas dentales provoca la repulsión entre los más jóvenes. La canción de El Boticario es la siguiente “Boticario, canario, garras de alambre, le cayó una teja y no le hizo sangre”.
Los toros son una tradición de las Fiestas del Pilar y por eso no podía faltar el cabezudo de El Torero, que representa a un torero del siglo XVIII. Es reseñable su petulancia y su vestido de tintes taurinos. La copla es la siguiente: “El torero como es tan chulo, salta la tapia y se rompe el culo”.
Turno ahora para El Berrugón, que es un antiguo concejal de la ciudad de Zaragoza que, por mala fortuna o genética tocada, sufría la presencia de una enorme verruga en su nariz. Los versos de su canción son muy sencillos y a la vez incisivos: “Al Berrugón le picaron los mosquitos y se compró un sombrero de tres picos”.
El Azutero, a su vez, fue un importante jotero de Zaragoza bajo el nombre de Pedro Nadal e influyó en la evolución de este género de música aragonés. La canción hace alusión a los cantaores y a las castañuelas “Azutero panzón deja de cantar jotas y reparte el zurrón”.
Proseguimos con el Robaculeros, que es un guiño a la obra literaria más universal de nuestro país, puesto que representa a Sancho Panza, fiel compañero de Don Quijote de la Mancha. Destaca por su nutrida barba y la canción se basa en la frase que os mostramos a continuación: “El Robaculeros no sabe correr, por eso da tantos traspiés”
La Cigarrera es la última cabezuda en unirse a la comparsa, ya que llegó en el año 2015 y que representa a la mítica Herminia, una vendedora de cigarros que se ubicaba en el Tubo. A día de hoy todavía no se le conoce canción.
El Morico hace alusión a un mozo de galpón que emigró desde las Américas bajo la batuta del aristócrata aragonés Conde de la Viñaza. La copla es “Morico el Pilar, se come las sopas y se echa a bailar”.
Imagen: Heraldo
Terminamos con la pareja de El Forano y la Forana. Ella representa a Teresa Panza, y ha formado parte de la comparsa desde comienzos del siglo XX. Él es un postillón que acude vestido a la ciudad con su chaqueta de pana y un sombrero, aunque sigue arrastrando modales de pueblo y eso provoca la burla de la juventud. Las respectivas coplas de esta pareja peculiar son las siguientes: copla de el Forano: “El Forano se ha ensuciado y la forana lo ha limpiado con un trapo colorado”; copla de La Forana: “Que no se diga, que no se note, que La Forana lleva bigote”.