Curiosidades sobre las monas y huevos de Pascua

Estos días festivos de Semana Santa traen consigo algunos dulces típicos como las torrijas o las monas y huevos de Pascua. Son días festivos, para pasar con los tuyos, y siempre en las sobremesas se agradece poder endulzar la digestión con toques de canela y azúcar glacé.

Las monas de Pascua son una tradición que viene desde tiempos inmemoriales, aunque han ido evolucionando con el paso de los años. En la actualidad, muchas monas son huevos de chocolate blanco o de chocolate con leche que son muy apreciados por los más pequeños de la familia. Sin embargo, décadas atrás, las monas eran un concepto de repostería completamente distinto al que ahora es mainstream. Vamos a explicaros cómo era una mona de Pascua tradicional y cuál es el origen de esta tradición gastronómica.

Una mona de Pascua, originariamente, era una torta circular confeccionada con huevos, pero nada parecido a las monas de chocolate actuales. Es muy sencilla de hacer y la textura de su masa tiene reminiscencias al roscón de Reyes. Se decora con azúcar de colores y huevos cocidos. Una maravilla para las papilas gustativas con un sinfín de adeptos.

Os dejamos un vídeo a continuación que incluye un amplio y claro tutorial para poder hacer las monas de Pascua tradicionales. Como se puede ver en el vídeo, se pueden hacer individuales o con forma de roscón, lo que incluiría raciones para varios comensales. Lo mejor de este postre es que se puede envolver en papel film transparente y podemos degustarlo en desayunos, meriendas o entre horas durante los días sucesivos.

Monas y huevos de Pascua

El origen de la tradición de las monas y huevos de Pascua

Las monas de Pascua son originarias, al parecer, de la estepa rusa y su expansión por todo el continente europeo se produjo en el siglo XIX a través de Alemania, Francia e Italia. En España entró en un primer momento por el litoral mediterráneo: Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia, y terminó por extenderse a Castilla-La Mancha y Aragón.

Previamente, en la Edad Media, cuando la Iglesia tenía una gran influencia en la sociedad y todos los cristianos cumplían con la Cuaresma a raja tabla, debido a las prohibiciones para comer carnes y huevos, se comenzaron a colorear los huevos que se cocían en los días previos a Pascua. Entonces, con el levantamiento de las prohibiciones, los huevos decorados con llamativos colores eran fácilmente reconocibles y se sabía por lo tanto cuáles llevaban unos días hervidos y se debían de comer ese mismo domingo.

Por otro lado, la tradición dice que una mona de Pascua debe tener tantos huevos como la edad del niño de la casa, pero hay un tope y son doce huevos. Y es que, si lo pensamos con detenimiento, un roscón que albergue una docena de huevos da para regalar porciones a la familia, vecinos, y poder seguir disfrutando de la mona de Pascua hasta mediados de abril.

En España, especialmente en la región de Cataluña, es donde más ha evolucionado el concepto de mona de Pascua y los pasteleros más osados se atreven a crear verdaderas esculturas de cacao en las que priman la creatividad, la fusión de sabores y la innovación culinaria.

Como podéis observar, una tradición que ha ido perpetuándose a lo largo de los siglos y que, en la actualidad, sigue siendo protagonista en el Domingo de Pascua, endulzando los paladares de los niños y de los no tan niños. Disfrutad este domingo de una mona o huevo de Pascua, ya sea en versión tradicional, siguiendo la receta casera, o embadurnada en chocolate. Y es que, un poco de azúcar nunca viene mal y más en esta Semana Santa de pandemia.

Monas y huevos de Pascua

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