Hay una región ubicada en la zona oriental de Aragón que es conocida como la Toscana española: la comarca del Matarraña. Hasta allí nos trasladamos en el artículo de hoy para explicar de forma pormenorizada un hotel cinco estrellas que se enclava allí, en el corazón de la cuenca del río Matarraña, y que se llama Torre del Marqués. Cinco estrellas de puro lujo que te permiten disfrutar de la tranquilidad y de un entorno natural en el que el picea abies es el verdadero protagonista de las laderas circundantes.

Al ser un edificio histórico es conveniente comenzar con un viaje al pasado, para analizar los orígenes de esta masía. La Finca Torre del Marqués tiene relación con el mítico y legendario Cid Campeador, ya que en el año 1090 este vence al Conde Berenguer Ramón II en la batalla del Pinar de Tévar, que se cree que es la actual Punta Molinera. El enclave donde tuvo lugar la refriega es la extensión de tierra que va desde el bosque de la falda sur de la punta, hasta la orilla del río Tastavins. Justo en esa zona es donde se erige la Finca Torre del Marqués.

Con respecto al edificio, este fue levantado como Casa Solariega en el año 1702 por Juan de la Torre y Grau y es donde se asienta en la actualidad el Hotel. Posteriormente se han realizado reformas que la han ido configurando poco a poco como el edificio de hoy en día, en el que se asienta el hotel Torre del Marqués. La gran transformación tuvo lugar hace unos 150 años y desde entonces conserva su espíritu intacto.

Desde la finca hay una serie de senderos que parten en todas las direcciones: para pasear hasta el mirador del Matarraña, a casi 1000 metros de altitud; también puedes ir caminando por un bosque mediterráneo hasta el pueblo de Ráfales o deambular por los antiguos bancales de cultivo hasta el río Tastavins, para daros un chapuzón refrescante en las cristalinas aguas de este afluente del río Matarraña.

En la finca, en época de vendimia, se recogen las uvas cultivadas por medio de la agricultura ecológica. Un reclamo más es poder contemplar en vivo y en directo esta milenaria labor que ya se realizaba en las antiguas civilizaciones de Roma, Grecia y Egipto. Durante el resto del año tenemos huertos y por supuesto, un recinto con caballos.

Servicios que el huésped puede disfrutar en Torre del Marqués: habitaciones, wellness, gastronomía y mucho más

Los tipos de alojamientos son muy variados y permiten que el hotel se adapte a todos los clientes: van desde una habitación doble estándar hasta una villa independiente bautizada como Villa Natalia y que tiene incluso su propia piscina privada.

• Las habitaciones doble estándar y doble superior son alcobas de 19 y 25 metros cuadrados respectivamente y con impresionantes vistas al paisaje de clima mediterráneo.
• La Junior suite es un exponente de elegancia y diseño y se distribuye en 40 metros cuadrados, con un salón independiente y cafetera Nespresso.
• En tercer lugar, las habitaciones familiares, ideales para acudir con dos niños, alcanzan los 55 metros cuadrados y cuentan con dos baños independientes.
• Por último, ¿qué decir de villa Natalia? Se sitúa a tan solo 8 minutos de la villa principal y tiene su propio solárium y piscina privada, además de cocina completamente equipada, espacio para cuatro personas y una zona ajardinada. Un lugar único que permitirá a los usuarios tener toda la privacidad que desen.

En el apartado wellness hay que hablar de la piscina exterior, ubicada al lado del hotel, y que es piscina climatizada, por lo que permite disfrutarla más allá de la temporada de verano. Además, hay que mencionar el spa, con su zona de sauna, tumbonas calefactadas y aguas termales. Para poner el broche de oro, en el hotel se ofrecen servicios de masajes, que puede reservarse con antelación, para aliviar tensiones en las manos de sus terapeutas.

Para terminar, debemos hablar de su restaurante “La atalaya de Tastavins” que fusiona la innovación de la gastronomía de última generación con el uso de los productos de la región. La agricultura ecológica combinada con los productos de temporada cultivados en los alrededores. Posee también una amplia bodega para maridar todas las creaciones que prepara con mucho mimo el equipo de cocina.

En definitiva, un rincón espléndido en la comarca del Matarraña en el que hay muchas experiencias con vivir, además de las ya mencionadas: desde rutas con bicicleta (el hotel cuenta con un sello distintivo de Bikefriendly), hasta una tienda en la que poder adquirir productos locales gourmet con los que poderse llevar el sabor de la región a la despensa de nuestro hogar.

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