La Flor de Pascua, símbolo de la Navidad

La Flor de Pascua o Poinsettia es, con sus característicos colores rojo y verde (rojo como símbolo del amor y verde de la esperanza) y su textura aterciopelada, la planta por excelencia de la Navidad. Hay quien se hace con ella como un elemento más de la decoración navideña de su casa, usada especialmente como centro de mesa, mientras que cada vez son más quienes la eligen como un regalo navideño diferente y original. Sea como sea, lo cierto es que llena nuestro hogar de color y alegría, y este año lo necesitamos más que nunca.

Historia de la  Flor de Pascua

La Flor de Pascua procede de México y Centro América y fueron los aztecas los primeros en cultivarla. La llamaban Cuetlaxochitl (que significa flor de pétalos de cuero) y la usaban con fines medicinales. Creían que simbolizaba la pureza.

Posteriormente, en el siglo XVI, se cree que los misioneros cristianos que se encontraban en México evangelizando a la población comenzaron a utilizarla en Navidad como adorno floral (posiblemente debido a sus colores brillantes)

Pero parece ser que fue el primer embajador de Estados Unidos en México, Joel Roberts Poinsett, quien popularizó la Flor de Pascua. Poinsett era también botánico y a su regreso a EEUU, donde se llevó unos esquejes de la planta, se dedicó a estudiarla y cultivarla. Más tarde comenzó a regalarla a sus allegados y familiares en Navidad, momento en que florece, y poco a poco este gesto terminó por convertirse en una arraigada tradición hasta el punto de comenzar a llamarla Poinsettia.

La fecha en que se celebra el Día mundial de la Flor de Pascua, el 12 de diciembre, tampoco fue una fecha escogida al azar sino que se trata de todo un homenaje a Poinsett, quien falleció el 12 de diciembre de 1851.

Cómo cuidar de nuestra Flor de Pascua

Si quieres que tu Flor de Pascua se mantenga bonita una vez pasadas las Navidades e incluso puedas disfrutar de ella las Navidades siguientes, te aconsejamos que sigas esta serie de consejos sobre su cuidado y mantenimiento.

  • Necesita que la situemos en lugar bien iluminado pero eso no significa que debas exponerla directamente a los rayos del sol. Cerca de una ventana puede ser un buen sitio para ella, pero si por la noche las temperaturas bajan en exceso, recuerda cambiarla de sitio antes de irte a dormir.
  • Cuando está en flor necesita una temperatura intermedia, de entre 16 y 21 grados, por lo que no es aconsejable que la pongas junto a un radiador o una fuente de calor directa donde la temperatura podría ser más alta o provocarás la caída de sus hojas.
  • Para proporcionarle la humedad que necesita, pulveriza sus hojas con agua templada durante la época de floración pero evita mojar las brácteas (falsas hojas) rojas.
  • Riégala un par de veces por semana de manera indirecta, es decir, poniéndola bajo un plato con agua tibia durante unos 15 minutos. Pasado este tiempo, retira el agua sobrante. Si no estás seguro de cuánta agua necesita tu flor de Pascua, ahí va una pista: tanto el exceso como la falta de agua harán que las hojas se marchiten y posteriormente se caigan.
  • No la abones cuando las brácteas empiecen a coger color. Durante la época de crecimiento y floración (de primavera a finales de verano) abónala cada 10- 15 días con añadiendo abono líquido al agua.
  • Otros cuidados: los tallos de la Flor de Pascua tienden a ser muy quebradizos por lo que procura que no sufra golpes o se romperán fácilmente.

 

Esperamos que te haya gustado este post, y sobre todo, que hayas aprendido algo nuevo sobre la Flor de Pascua que te permita disfrutar de esta llamativa y colorida planta toda esta Navidad en compañía de los tuyos.

Todo lo que necesitas en un solo espacio