Los riesgos del sedentarismo

Era algo que sabíamos desde hace tiempo: el sedentarismo tiene consecuencias negativas para la salud. Quien más, quien menos, tenía una vida medianamente activa, pues ciertas obligaciones como desplazarse para ir al trabajo implicaban moverse de forma obligatoria. Pero ahora todo ha cambiado radicalmente a consecuencia del coronavirus y una buena parte de la población trabaja desde casa, lo que se traduce en una reducción drástica de su actividad diaria, pues al menos durante las 8 horas de su jornada laboral, permanece sentado.

Recientemente un estudio de la universidad de Harvard ha determinado que más de cinco millones de personas mueren al año a consecuencia de enfermedades (cardíacas, diabetes, cáncer) relacionadas directamente con el hecho de pasar demasiado tiempo sentados o tumbados. La explicación está en la acumulación de triglicéridos, el tipo de grasa más habitual en nuestro organismo, que continúan acumulándose pese a que nuestro cuerpo no los queme por falta de actividad.

Y es que genéticamente parece ser que no estamos diseñados para permanecer sentados. Nuestros antepasados andaban o corrían como mínimo seis kilómetros al día para cazar o para huir de algún depredador, pero con la evolución de la especie y también de la sociedad, esta actividad física no ha hecho más que reducirse.

Por si las anteriores cifras sobre sedentarismo y enfermedad no fueran suficientemente preocupantes, recientes investigaciones han concluido que las personas con conductas sedentarias tienen un 25% más de probabilidades de sufrir ansiedad y depresión que la gente que mantiene un estilo de vida activo. Concretamente, ver la televisión en exceso aumenta el riesgo un 13%, mientras que pasar demasiadas horas delante del ordenador, un 22%.

Pero en medio de todas estas cifras poco halagüeñas, hay luz al final del túnel. Podemos elegir no formar parte de esta triste estadística haciendo algo sencillo: movernos más y sentarnos menos.

Cómo evitar los riesgos del sedentarismo

  • Practica ejercicio con regularidad: es el más obvio, pero pese a ello, conviene recordarlo. No es necesario que sea ejercicio de gran intensidad ni que lo practiques durante dos horas seguidas. Lo más aconsejable, de hecho, es practicarlo regularmente entre 3-5 veces por semana durante una hora aproximadamente. Si además se trata de un ejercicio que te gusta y con el que disfrutas practicándolo, será mucho más fácil que seas constante a la hora de practicarlo.
  • Camina siempre que puedas: prueba a desplazarte caminando siempre que puedas y si utilizas en transporte público, prueba a bajarte una parada antes y camina hasta tu destino. Mejorarás la circulación de tus piernas, las fortalecerás y te sentirás mucho mejor anímicamente. Una vez hayas cogido cierta forma física y puedas empezar a recorrer distancias más largas, prueba a caminar a paso ligero (unos 10 pasos por minuto) durante al menos media hora y utiliza un calzado deportivo adecuado para evitar lesiones y rozaduras.
    Evita los riesgos del sedentarismo caminando
  • Utiliza las escaleras en lugar del ascensor: piensa en todas las veces que al cabo del día coges un ascensor y multiplícalas por los siete días de la semana. Puede parecer algo insignificante, pero a la larga tu cuerpo te lo agradecerá.
  • Si teletrabajas, muévete: si trabajas sentado, tómate unos minutos de descanso después de cada hora de trabajo. Puedes realizar rotaciones hacia delante y hacia atrás con tus hombros, caminar por el pasillo, pasear hasta la fotocopiadora o aprovechar para tomarte un café con tus compañeros.
  • Baila: si te encanta escuchar música, bailar es un ejercicio súper completo que hará que pases un rato divertido y te ejercites sin haberte dado ni cuenta.

Esperamos que te haya gustado este post y te ayude a combatir el sedentarismo. Ya has visto que no es necesario practicar deporte extenuante durante largas sesiones de entrenamiento. Basta con movernos siempre que tengamos oportunidad.

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