Tu propio huerto urbano en casa

El real fooding es una tendencia cada vez más extendida de la que ya hemos hablado en este mismo blog. Las personas, en la actualidad, se preocupan por su dieta y buscan alimentos naturales, alejados de los procesos industriales, de los químicos y conservantes.

¿Y qué hay más natural que un huerto propio? Un huerto en el que controlemos los sustratos y limitemos el uso de insecticidas o herbicidas. Quizás estamos ante la solución definitiva, pero el problema radica en que muy poca gente se puede permitir plantar unas tomateras en el jardín porque, principalmente, o no tienen jardín, o no disponen de espacio en él para la plantación de hortalizas.

Sin embargo, todos tenemos a nuestra disposición una opción que cada vez es más común, que es la de crear un huerto urbano en casa, y cultivar allí las verduras con las que luego nos vamos a alimentar.

¿Qué necesitamos para crear nuestro huerto urbano?

Necesitamos, para iniciar nuestro proyecto, un recipiente de madera rectangular y un espacio en el que dispongamos de luz solar directa durante varias horas al día. Así pues, ya no es imprescindible un jardín y ni siquiera una terraza, balcón o patio, sino simplemente una ventana con generosa luz solar, ya que las plantas necesitan la energía solar para poder desarrollarse, crecer y dar sus frutos, que son, al final, el objetivo principal de nuestro huerto urbano.

Así pues, debemos, en primer lugar, detectar las horas a las que entra más luz por la ventana escogida, porque variará según el ángulo en el que esté el sol con respecto a la Tierra; en otras palabras, dependerá de las estaciones del año. Habrá que elegir entonces las hortalizas que vamos a plantar según su grado de dependencia de la luz solar. También es muy recomendable disponer de una fuente de agua próxima para no suponga una molestia regarlo.

Una vez que hemos elegido el emplazamiento en nuestra casa toca adquirir o ensamblar el recipiente en el que vamos a cultivar nuestro huerto urbano. Lo ideal es un rectángulo de madera colocado a una media altura y con la suficiente profundidad para contener sustrato abundante. La madera, además, tiene propiedades aislantes que protegen a las raíces y a la tierra del frío y del calor.

El siguiente paso es rellenar el recipiente con el sustrato (la tierra), adecuado. Se recomienda una tierra con una composición que sea preferentemente ligera, porque al final va a estar colocado en nuestra vivienda. Además, se aconseja que sea porosa porque así garantizará una correcta aireación. Esto es especialmente importante si nuestro pequeño huerto no está al aire libre. En cualquier tienda de jardinería encontraremos un sustrato que se adecúe a nuestras necesidades.

Para llevar a cabo el cultivo de hortalizas necesitarás unas pequeñas herramientas como un trasplantador, una azadilla, un cultivador o un rastrillo de mango. Hay varios tutoriales disponibles en Youtube para saber cómo utilizarlos de forma adecuada y sacarles el máximo partido.

A la hora de plantar podemos optar por utilizar semillas, que se venden en sobres en viveros o en tiendas especializadas, o por comprar plantones, que son semillas que ya han germinado y con un tallo que mide ya varios centímetros.

Si se trata de nuestro primer contacto con el sector de la horticultura siempre recomendamos plantar cultivos sencillos, porque una mala experiencia inicial puede generarnos frustración y un abandono prematuro de nuestro proyecto.

Como guinda, queremos hablar del riego y del abono, porque son dos elementos con una importancia capital y que nos llevarán al éxito o al fracaso. El riego, en términos generales, se recomienda que se haga con bastante frecuencia, aunque sin regar en demasía, ya que no es beneficioso encharcar nuestro mini huerto. Además, hay que evitar una manguera a presión, siendo preferible una regadera con la que podamos verter agua suavemente, como esta regadera original que puedes encontrar en Hipercor.

En lo relativo al abono podemos optar por los granulados, los compostados o los líquidos, y depende de las hortalizas que hayamos plantado necesitaremos abonar con una mayor o menor frecuencia. Hay abonos de absorción lenta, absorción rápida o naturales, y quizás lo mejor será recibir asesoramiento por parte del dependiente del establecimiento especializado.

Dicho todo esto, ha llegado el momento de ponerse manos a la obra, a buscar el mejor lugar de nuestra vivienda en donde plantar nuestras verduras y empezara a cuidarlas con el objetivo de que germinen. Y lo más importante, recuerda que la práctica es fundamental para llegar a nuestro objetivo. Fallar una o dos veces no debe desanimarnos si sabemos que la meta que buscamos merece la pena.
Consejos para tener tu propio huerto urbano en casa

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